Se trata de un cortijo antiguo restaurado, con un gran patio interior, situado en un lugar privilegiado, desde el que se domina un amplio y bello paisaje: el pueblo, olivos, almendros, tierras de cultivo, pinos, encinas, quejigos, fresnos, y las Sierras de San Jorge, Gorda y Camarolos. Son especialmente hermosos los amaneceres y atardeceres, así como las noches de luna llena, sobre todo cuando esta se asoma por detrás de la sierra e ilumina el llano. Objetos propios del quehacer y la vida en el campo (arados, rulo de trilla, aparejos, artesa, almocafres, cantareras, etc.) conforman los elementos decorativos del cortijo.